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Rajala

  • Arqueología

  • Historia y cultura

  • Lugar religioso

Descripción

Rajagala, también conocida como Rassagala o Rajagalathenna, es un testimonio notable de la historia antigua de Sri Lanka y ofrece una ventana a su pasado prehistórico. Este cautivador sitio cuenta con más de 500 ruinas y artefactos, en particular los de un templo budista que dan pistas de un rico patrimonio cultural y espiritual. En este artículo, profundizamos en la intrigante narrativa de Rajagala, descubriendo su significado, historia y características únicas.

Más detalles sobre esta atracción

El nombre "Rassagala" despierta curiosidad sobre su origen. Se especula que el término podría haber evolucionado a partir de la tribu Raksha, que se cree que habitó la zona. Estas personas, similares a los humanos, veneraban a los Rakshas y, con el tiempo, el término "Raksha" podría haberse transformado en "Rassa". Esta intrigante etimología se suma a la mística de la historia de Rajagala.

En el distrito de Ampara de Sri Lanka, dentro del Provincia Oriental, Rajagala se erige como una montaña escarpada y densamente boscosa. Con una altura de 1038 pies sobre el nivel del mar, sigue siendo un refugio apartado en esta isla escasamente poblada. El sitio arqueológico, que abarca 300 acres en expansión, guarda secretos esperando ser revelados.

Si bien la historia de Rajagala aún se está desarrollando, se cree que los monjes habitaron la zona durante los siglos X al III a.C. En el lugar se han descubierto inscripciones en piedra conocidas como "Shila Lipi" de esta época, que permiten vislumbrar el pasado. La cima norte de la montaña alberga extensas ruinas, parcialmente ocultas por la espesa jungla, lo que da muestra de la riqueza del patrimonio.

Se dice que Arahat Mihindu Thera, el portador del budismo a Sri Lanka, bendijo a Rajagala Viharaya. Las leyendas sugieren que pudo haber sido enterrado en este lugar sagrado. Una inscripción en piedra cercana da peso a esta creencia, aunque se necesita mayor exploración para confirmar su veracidad.

Rajagala revela un tesoro escondido de maravillas arqueológicas que brindan información sobre la historia de Sri Lanka. Los descubrimientos incluyen dagobas, aramas (complejos monásticos), estanques, moradas de estatuas de Buda y sandakadapahanas (piedras lunares) intrincadamente talladas. Algunos dibujos, que se cree que son obra de los indígenas conocidos como adivasies, adornan las piedras y posiblemente datan de unos asombrosos 35.000 años.

En los últimos años, los arqueólogos han estado explorando diligentemente Rajagala y desenterrando hallazgos cautivadores. Entre estos descubrimientos se encuentra una importante inscripción dentro de una cueva inexplorada. Este esfuerzo monumental, que abarca más de 1.125 acres, arroja luz sobre el pasado antiguo. Las inscripciones, algunas de las cuales lamentablemente han sido destruidas por cazadores de tesoros, hablan de donaciones a los sacerdotes budistas y ofrecen una idea de las prácticas culturales de la época.

Las cuevas dentro de Rajagala alguna vez sirvieron como viviendas monásticas, proporcionando a los monjes espacios de vida distintos. Separadas en habitaciones que se asemejan a las casas modernas, estas cuevas albergaban viviendas, dormitorios, cocinas e incluso baños. Muchas cuevas tienen inscripciones en piedra que identifican a los ocupantes o donantes asociados con ellas, lo que ofrece una conexión directa con el pasado.

Las inscripciones en piedra de Rajagala pertenecen a la Anuradhapura Era, narrando historias de esa época. Escritas en escritura brahmi, estas inscripciones marcan una etapa temprana en la evolución de las letras cingalesas, proporcionando información lingüística e histórica invaluable.

Los elementos arquitectónicos de Rajagala son cautivadores y muestran la maestría artística del pasado. Korawak gala (balustradas de piedra), muragala (piedras protectoras) y sandakadapahana (piedras lunares) embellecen las entradas. La piedra lunar es única y presenta un exquisito diseño de loto que la distingue de otras piedras lunares adornadas con varios animales y símbolos.

A pesar de su importancia histórica y cultural, Rajagala enfrenta desafíos por parte de visitantes modernos que a veces dañan los artefactos mediante inscripciones y dibujos. El Departamento de Arqueología insta fervientemente a los visitantes a salvaguardar estas preciosas reliquias para las generaciones futuras, enfatizando la importancia del turismo responsable.

Entre las maravillas de Rajagala se encuentra una estatua de Buda medio tallada, una obra maestra inacabada que revela la artesanía de los antiguos escultores. Esta estatua es un testimonio del esfuerzo y la habilidad humanos necesarios para crear las icónicas imágenes de Buda que se encuentran en los templos históricos. Sugiere que estas estatuas no fueron creaciones milagrosas sino el resultado de artesanos dedicados que perfeccionaron su oficio.

La muragala (piedra protectora) de Rajagala presenta características distintivas en comparación con otros sitios. Los guardias representados aquí sostienen vasijas y presentan figuras que los acompañan, posiblemente representando a sus cónyuges. Esta representación única añade capas de significado a estos antiguos guardianes.

En el corazón de la densa jungla, un imponente bloque de piedra con una imagen de Buda medio tallada sirve como un conmovedor recordatorio del pasado. Líneas rectas y ángulos dominan la estatua, insinuando la visión inacabada del escultor. La petición del Departamento de Arqueología de proteger y preservar el legado de Rajagala resuena cuando los visitantes exploran esta joya histórica.

Rajagala es un testimonio del rico tapiz histórico de Sri Lanka. Con sus extensas ruinas, intrincadas inscripciones y artefactos enigmáticos, ofrece un viaje cautivador a la era prehistórica de la isla. Apreciemos este patrimonio invaluable, asegurándonos de que los misterios de Rajagala continúen cautivando e inspirando a las generaciones futuras.

La época óptima para visitar Rajagala es durante las estaciones secas, normalmente de mayo a septiembre y de diciembre a febrero. Estos meses ofrecen las condiciones climáticas más favorables para explorar y apreciar las maravillas históricas y naturales del sitio. Las estaciones secas aseguran precipitaciones mínimas, lo que permite a los visitantes disfrutar de la experiencia al aire libre sin el obstáculo del clima húmedo. Además, los cielos despejados durante estos meses brindan una excelente visibilidad, lo que mejora la experiencia general de explorar el rico patrimonio y los cautivadores paisajes de Rajagala. Ya sea que sea un entusiasta de la historia o un amante de la naturaleza, planificar su visita durante estos meses secos le garantizará una estancia inolvidable y agradable en Rajagala.

Mejor tiempo para visitar

  • mayo a septiembre

Reflejos

  • Estacionamiento de bicicletas

  • Entrada libre

  • Estacionamiento disponible

  • Tiempo necesario para explorar: 2 horas

  • Baños disponibles

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